La Descripción de diferentes piezas de historia natural, es la primera obra cientÃfica que se publicó en Cuba, apareció. La publicó Antonio Parra, en 1787. Fue el resultado de un esfuerzo de varias décadas. Con solo dieciséis años Manuel Antonio Parra, hijo de Parra, se encargó de los grabados y coloración del libro que consagró a los Parra como impresores y autores.Felipe Poey clasificó y estudió los peces de Parra. Le dedicó además los nombres cientÃficos de algunos de ellos, concediéndole el mérito de ser el primero en describirlos.Parra disecó muchos de los especÃmenes que aparecen en su libro. SeguÃa un método inventado por él, y conformó un gabinete de curiosidades en su casa en La Habana, muy concurrido por toda clase de curiosos.Se especula que fue José Antonio Aponte el ebanista que confeccionó los muebles en que se exhibÃa la colección de los Parra. Ésta, además de los animales disecados, tuvo especÃmenes vivos, como monos y caimanes.Enterado por una de las reales órdenes de que el Gabinete de Historia Natural de Madrid estaba interesado en la recolección y adquisición de especÃmenes naturales de España y sus colonias, Parra se puso en contacto con José Clavijo y Fajardo. Este dirigÃa dicho gabinete y se entusiasmó con los trabajos de Parra, estimulándolo para que ampliara su colección y propuso al rey que los comprase.En 1788 Parra viajó a Madrid con algunas de sus muestras y una edición de Descripción de diferentes piezas de historia natural. Carlos III, y su sucesor Carlos IV, adquirieron parte de la colección de Parra para el Gabinete de Historia Natural de Madrid.Entre 1790 y 1792 Parra recolectó y envió a Madrid, semillas y plantas cubanas a fin de aclimatarlas en el Real JardÃn Botánico de Madrid y en el de Aranjuez.Su experiencia en ese sentido le sirvió para escribir y publicar en Madrid el folleto Discurso sobre los medios de connaturalizar en España los cedros de la Havana, y otros árboles, asà de construcción, como de maderas curiosas y frutales (1799). En él hacÃa referencia a las especies enviadas por él a España, y a la forma de aclimatarlas en los jardines de Aranjuez, Cádiz y otras regiones españolas.